El loro

“Y entonces el loro empezó a bailar”
A nosotras nos gustaban muchos los pájaros. Siempre comprábamos periquitos. Pero a mi hermana le encantaban mucho los loros, sólo le gustaban porque si les dices una cosa te la repite.
Cuando fuimos a Andorra a ponerle la vacuna a mi perro, fuimos a una tienda de pájaros porque era el cumpleaños de mi hermana y ella se empeñó que quería un loro.
Yo le decía:
Los loros hablan mucho y repiten todas las cosas que oyen. Si lo ponemos en la salita, repetirá todo lo que digamos y lo que escuche en la tele.
Pero mi hermana seguía empeñada.
Ella dijo:
- Por eso quiero un loro, para que hable y para que repita lo que yo diga.
Y al final compramos el loro, yo no quería ningún loro en casa, yo quería un periquito.
Mi hermana no contaba con migo para nada, ni para ponerle nombre al loro, bueno si, solo contaba para que yo le limpiara la jaula.
Llamó al loro Max.
Mi hermana siempre se llevaba al loro a todas las partes que iba, hasta se lo enseñaba a sus amigas.
Mi hermana y yo íbamos al batuka, ya llevábamos mucho tiempo yendo al batuka.
Hasta que un día se ve que el loro se cansó de mirar:
“Y entonces el loro empezó a bailar”
Desde entonces, cuando ponemos música el loro se pone a bailar.